JUEGOS VARIOS


EL ARO

LA CUNA

EL TROMPO

LA PEONZA

LA GOMA

EL CORRO


 

EL ARO

El aro era uno de los juegos preferidos por los niños porque les permitía correr a sus anchas. El juego tiene unas raíces muy ancestrales. Ya los griegos le concedían gran importancia como ejercicio físico, sien recomendado por Hipócrates en uno de sus tratados médicos.
En Europa se hizo popular durante el siglo XIX entre los niños, desarrollándose carreras donde intervenían chicos y chicas. Conseguir mantener el aro vertical y hacerlo rodar derecho requiere práctica y habilidad. Para hacerlo andar, se coge entre el pulgar y los demás dedos, impulsándolo hacia adelante. Después hay que mantenerse a su lado, dándole con un palo o con la palma de la mano de vez en cuando. Para manejar mejor el aro, se hacía una "rula" de hierro con un gancho de guía, que permite mantener vértical el aro.
Además de jugar para entretenerse, se pueden hacer carreras, resultando ganador quien primero cruce la meta. También se puede realizar otros juegos: lanzar un instrumento (una pelota o una piedra) a través de un aro en movimiento, saltar por dentro de un aro que otro hace rodar; sostener el aro lejos del suelo para que otros niños salten o se tiren por su interior; botarlo; lanzarlo hacia adelante con efecto para que vuelva de nuevo a nosotros, etc.
La inventiva hizo, que aros neumáticos hinchados de bicicletas (incluso las mismas cubiertas), fuesen utilizados por los niños y niñas en nuestra localidad, que se entretenían horas y horas rulando calle arriba y calle abajo.


 

LOS CORDELES O LA CUNA

Otro entretenimiento con el que niños y niñas se entretenían, era el que ejecutaban con un hilo o cordel. Una vez unido el hilo y anudado en sus extremos, se colocaba en las muñecas de las manos, para a continuación realizar una serie de manipulaciones con los dedos para conseguir las más caprichosas combinaciones. Lo que primero se aprende con este juego es la "sierra", para lo cual es necesario que otro compañero nos ayude a tirar o, en su ausencia, con los dientes. Cruzando el hilo, cogiéndolo con determinados dedos se puede conseguir la cuna, la barca, el lecho de la Virgen, el pez, la araña, etc.

También se introducía un aro perforable, el cual adquiría una velocidad considerable cuando se soltaba una vez que previamente, se le habían dado una serie de vueltas.

Los niños y niñas ensayaban durante las siestas en busca de formas nuevas y desconocidas, para poder enseñárselas después al resto de los chicos.


 

EL TROMPO

El trompo ha tenido en el mundo infantil gran aceptación a lo largo de la historia, como ya Virgilio explica en la Eneida. Es un juguete de madera en forma de pera con un hierro en la punta denominado coloquialmente púa. En ocasiones, en la parte opuesta eleva un cilindrito de la misma madera al que se conoce por espiga.

Para hacer bailar el trompo es necesario un cordel delgado, anudado para sostener un platillo o una moneda llamada zapatilla. La otra punta se humedece un poco para que no resbale sobre la superficie del trompo y se va enrollando desde la punta hasta arriba. Se le toma en la mano de forma que la púa quede mirando hacia arriba y salga por entre los dedos pulgar e índice, y el cordel entre el anular y el menique; entonces, en esa posición se lanza con fuerza a una distancia calculada sin soltar el cordel comenzando a girar sobre la púa en el suelo. Por entre los dedos índice y corazón se le puede hacer subir a la palma de la mano para que baile en ella.

La madera de los trompos para que no se astille ni se abra, ha de ser dura. Como generalmente la púa suele aflojarse pronto, cada chaval, cuando adquiere un trompo la sustituye por un clavo de hierro, dándole a la púa una forma redondeada para que baile bien.

Con el trompo se realizan diferentes juegos:

Al corro. Es uno de los más frecuentes. Se trazan dos circunferencias concéntricas de aproximadamente medio metro una y tres la otra. Los jugadores tiran a discrecion sus trompos al círculo interior, perdiendo y teniendo que dejar su trompo dentro de él los que no den dentro del círculo más pequeño, los que den pero no salga su trompo bailando al círculo mayor y los que hagan novíIlos.

Cuando hay algún trompo dentro, los demás intentan sacarlo fuera del círculo mayor tirando sus trompos al queque, cogiendo el trompo tantas veces como se pueda en la mano para seguir dando piques y mazadas.

Los trompos que hagan novillos pasan castigados al círculo menor, denominándose trompos muertos.

Al fuego. Se dividen los jugadores en dos bandos, sin necesidad de hacer círculo alguno en el suelo. Los del primer bando atacan a los contrarios con puyazos para apagar el fuego, perdiendo cuando atacan a otro que ya ha dejado de bailar y cuando un trompo deja de bailar o muere sin que le hayan dado.

A las puestas. Se traza en el suelo una circunferencia de unos dos metros de diámetro. Cada jugador, una vez establecido el orden de tirada, deposita en el centro una moneda u otro objeto que se quiera jugar. Después, tira el primero su trompo y coge todos los objetos que haya conseguido sacar del corro con su puyazos. Seguidamente, proceden del mismo modo los demás jugadores, hasta sacar todas las monedas u objetos del círculo, dando lugar a una nueva apuesta.

La capuana. Para realizar esta modalidad se traza una circunferencia dividiéndose los jugadores en dos bandos, debiendo echar fuera del corro los trompos de los otros hasta que pierdan y cambien de lugar. Para ello, los de un equipo, ponen sus trompos en el centro del corro, tirando los del otro equipo una vez cada uno procurando sacar los otros del corro, volviendo a repetirse el juego si consiguen sacarlos todos. Si el trompo del equipo contrario queda dentro de la circunferencia deberán poner los suyos para ser atacados por los del equipo contrario.

Al hoyo. Conocido también como el matadero. Para este juego se traza una circunferencia muy pequeña, y en el centro se hace un hoyo en el que quepa un trompo. El último debe echar su trompo al suelo debiéndolo llevar los demás al hoyo, aunque el dueño con otro trompo puede tirar las veces que sea necesario para volverlo al punto de partida, quedando libre si lo consigue. Esta modalidad de juego, era una de las menos practicadas por los riesgos que se cernían sobre su trompo si los demás conseguían meterlo en el hoyo, porque de suceder así le tenían que dar tantos puyazos como convinieran al comenzar, pudiendo quedar sin trompo.

La escaramuza. Para esta variedad de juego también se dividen los jugadores en dos equipos, situándose cada uno en un extremo del campo, poniendo en el centro un trompo viejo (o un objeto circular) que sirva de blanco. Dada la señal, todos los jugadores lanzan sus trompos procurando llevar el trompo al campo enemigo anotándose un punto el equipo que lo haya conseguido. Ganará el equipo que mayor puntuación haya obtenido.

Los chavales pintaban los trompos de múltiples colores para que dibujara más bellas escenas con su baile. También intentaban conseguir cordeles de colores.


 

LA PEONZA

La peonza es un juguete de madera semejante al trompo aunque no lleva punta de hierro (púa). Suelen ser objetos cilíndricos terminados por un lado en forma cónica. Para que comiencen a bailar, se enrolla la cuerda por la parte cilíndrica, apoyando la punta en el suelo y sujetándola con un dedo por la parte superior, tirando rápidamente del cordel.
Una vez que la peonza está bailando sobre la superficie, se le dan latigazos con la cuerda, enrollando un poco la misma y tirando de ella con fuerza le da impulso haciéndola seguir todo el tiempo que se quiera o que la habilidad del jugador permita.
Cuando las peonzas no son muy grandes se las puede hacer bailar con dos dedos solamente, aunque para conseguirlo era necesario ejercitarse un poco, según nos han contado las personas mayores que recuerdan ver este tipo de peonzas. Con este artilugio (también con el trompo), se jugaba entre los muchachos a ver quién mantenía el su yo más tiempo bailando; y a las carreras, modalidad que consistía en llevarlo lo más rápido posible sin dejar de bailar a una meta señalada.


 

LA GOMA

Era frecuente que con unos metros de goma negra y estrecha, las niñas se divirtieran saltándola haciendo para ello auténticos malabares. La disposición del juego es la siguiente:
Dos niñas se metían dentro de la goma y se colocaban de lado a lado, hasta que ésta quedara más o menos tirante (no mucho; había que dejarla un poco flexible para que al saltarla, no hiciera daño en las piernas).
Las dos niñas que estaban dentro, se encargaban de irla subiendo desde los tobillos hasta por encima de la cabeza, pasando por las rodillas, cintura y cuello principalmente. Estas posiciones cambiarían cuando todas las niñas que participaban hubieran saltado correctamente siguiendo las pautas de la canción elegida. La que fallaba, se cambiaba con la que permanecía quieta dentro de la goma.
Al igual que ocurría en la comba, en la goma, las. niñas siempre han demostrado también una habilidad especial a la hora de desenvolverse en este tipo de juegos; pero a pesar de esto, en la goma también había algún que otro chaval que se atrevía a saltarla.
Existe una variante del juego, que son las alturitas: Se trata de un juego donde cada posición tiene un numero. Son 10 posiciones, por lo tanto desde el número 1 hasta llegar al 10, lugar que resultaba siempre el más difícil por ser el más alto.
En el caso de las alturitas, las dos niñas que se quedaban en la goma, no se metían dentro de ella, sino que la sujetaban con una mano. Las niñas que participaban iban saltando de un lado a otro intentando no fallar, es decir, no pisarla ni rozarla en los casos que no se permitiera hacerlo.
Las posiciones de las que hemos hablado antes eran:

1ª.- la goma en el suelo, pisándola con el pie.

2ª.- en los tobillos, había que intentar saltar la goma sin rozarla, al igual que en la posición 3ª, desde la mitad de la pierna y en la 4ª, desde detrás de las rodillas.

5ª.- la goma en la pantorrilla.

6ª.- en la cintura.

7ª.- a la altura del pecho.

8ª.- en las axilas.

9ª.- en el cuello.

10ª.- por encima de la cabeza, todo lo alto que diera el brazo estirado.

Desde esta posición, las que sujetaban la goma, la cogían con las dos manos para dejar una pequeña abertura entre lado y lado, puesto que las niñas que hubieran llegado hasta aquí sin fallar anteriormente, debían meter 10 veces la pierna entre dicha abertura rozando sólo el lado de la goma por el que saltaban. Quien no consiguiera hacerlo, aunque hubiera llegado hasta el final- auedaba descalificada.


 

EL CORRO

Para nuestras abuelas, jugar al corro significaba reunirse todas las chiquillas del barrio, agarrarse de las manos y ocupar todo el ancho de la calle sin temor alguno por el peligro automovilístico. A partir de aquí, comenzaban a entonarse canciones populares, a girar en círculo y a seguir las instrucciones de cada canción.

Y es que precisamente en esto consiste el corro. Todos los niños y niñas que participen, se unen cogiéndose de las manos, eligen una canción de corro y empiezan a girar. Según la canción que escojan, deberán de arrodillarse, saltar, agacharse, marchar hacia atrás, etc.

Copyright © - herencia2000 es propiedad de José Antonio Fernández-Baillo Mateos de Arriba.