CAPITULO 6º
No es posible, Dios mío, que podamos mitigar de sencilla forma la terrible sed que a los caballeros andantes nos fatiga, que, sin duda, causa mayor pena que la hambre.
Que me trasquilen si no afirmo lo que mi amo relata!. Que más bien parece invento del diablo poder hacer un enganche de agua para todos los domicilios de Herencia con la captación de Palancas (1984).
¡Que no me conoces, fiel escudero, oculto tras la máscara! . Que sin duda es buen invento el, por unas jornadas, poder cambiar de persona sin salirse del pellejo y hacer de ello causa de burla y mofa para todos los que nos apeteciere incordiar.
Buen invento, sin duda, los Carnavales. Y más aún, Don Quijote, poder hacerlo con el beneplácito de autoridades, que hasta de forma sana los declararon en Herencia, en 1987, de "interés turístico regional". Hasta en la diversión se halla la madurez de un pueblo.
Andando, andando, haciendo camino por las sendas del tiempo nos vemos llegados a 1989. Celebramos el 750 aniversario de la Carta Puebla de Herencia.
¡Cuántas transformaciones a lo largo de los siglos!. ¡Cuántas gentes forjaron una entidad propia que hoy todos hemos heredado!.
Pero hay algo que no cambia, la nobleza de los orígenes. Y qué mejor presidenta de honor para esta fecha histórica que su Majestad la Reina Doña Sofia.
Mi amo, algo más de doscientos años hace de la aparición de la primera escuela en Herencia. Desde entonces, otros colegios forjaron la capacidad cultural de estos vecinos: En 1908 se abre el colegio de Hermanas de la Sagrada Familia; en 1909 se funda el Colegio de los Padres Mercedarios; en 1929 se inagura el Colegio Carrasco-Alcalde; en 1950 entra en funcionamiento el Colegio de la Hermanas Mercedarias; ....
En efecto, razón llevas fiel escudero, pero sin duda la matrícula de honor a este progreso la alcanzó Herencia durante el curso escolar 1991-1992, cuando principia la labor educativa del centro de enseñanza secundaria "Don Hermógenes Rodríguez".
Y así llegado a este punto, concluimos la grata empresa histórica hasta aquí llevada a efecto. Y si bien no nos viera nadie, amigo Sancho, podríamos torcer el camino y aunque no bebamos en tres días; y pues no haya quien nos vea, menos habrá quien nos note de sensibles por querer de nuevo evocar los hechos aquí narrados.
Mi amo, tenga a bien saber que vuestra merced bien conoce, que quien se aferra al pasado perece en él; así que no es bien tentar a Dios acometiendo tan desaforado deseo, donde no se puede escapar sino por milagro, y dejemos que las gentes del día de hoy tomen conocimiento del ánima de esta empresa para que valoraren lo que disponen y hagan frente, con ello, al trato humano que el cielo nos propone.

Del libro: En un lugar de la Mancha: Herencia
Textós: ángel Martín-Fontecha Guijarro
Ilustraciones: Jesús Romero Núñez

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