COCINA POPULAR


... lo primero que se le ofreció a la vista de Sancho fue, espetado en un asador de un olmo entero, un entero cochinillo, y en el fuego donde se había de asar, ardía un mediano monte de leña, y seis ollas que alrededor de la hoguera estaban, no se habían hecho en la común turquesa de las demás ollas, porque eran seis medias tinajas que en cada cabia un rastro de carne; asi embebian y encerraban en sí carneros enteros sin echarse de ver, como si fueran palominos; las liebres ya sin pellejo y las gallinas sin pluma que estaban colgadas en los árboles para sepultarlas en la olla, no tenían número; los pájaros y caza de diversos géneros eran infinitos, colgados de los árboles para que el aire los enfriase. Contó Sancho más de sesenta zaques de más de a dos arrobas cada uno, y todos llenos, según después pareció, de generosos vinos; así había rimeros de pan blanquísimo, como los suele haber montones de trigo en las eras; los quesos, puestos como ladrillos enrejalados, formaban una muralla, y dos calderas de aceite mayores que las de un tinte servían de freír cosas de masa, que dos valientes palas las sacaban fritas y las zambullían dentro de otra caldera de preparada miel que allí junto estaba. Los cocineros y cocineras pasaban de cincuenta, todos limpios todos diligentes y todos contentos. En el dilatado vientre del novilloestaban doce tiernos y pequeños lechones, que cosidos por encima servián de darle sabor y enternecerle.
(Capítulo XX, Las bodas de Camacho)
Recetas sacadas del libro: Recetario Gastronómico de Castilla La_mancha
Autor: Enrique García Moreno y Agentes Femeninos del Servicio de Extensión Agraria de la Conserjería de Agricultura